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El verdadero origen del miedo

Una de las características principales para la supervivencia del ser humano siempre ha sido este impulso, limitador y beneficioso por igual, culpable de guerras e incultura y, a la vez, inspirador de arte. La sensación de miedo es innata.



El ser humano, desde que tiene conciencia de tal, ha tenido una serie de sentimientos innatos, y uno de ellos, y quizá sea una de las características principales para su supervivencia, siempre ha sido el miedo. Limitador y beneficioso por igual, el miedo ha sido el culpable de guerras e incultura, y a la vez, inspirador de arte y colaborador para nuestra supervivencia.


Pero... ¿en qué consiste con exactitud este impulso humano?

Hay que constreñir el miedo desde su ámbito físico biológico. En este aspecto, el miedo se encarga en muchas ocasiones de hacernos conscientes de los peligros externos que nos pueden amenazar, y nuestro organismo los interpreta de la siguiente forma, que relata en este artículo National Geographic, en el que selaña que:


Primero los sentidos captan el foco de peligro, pasando a ser interpretado por el cerebro , y de ahí pasa a la acción el sistema límbico. Éste se encarga de regular las emociones de lucha, huida, y ante todo, la conservación del individuo. Además de todo esto, también se encarga de la constante revisión de la información dada por los sentidos, incluso cuando dormimos, para poder alertarnos en caso de peligro. Cuando esto ocurre, se activa la amígdala, que se encarga de desencadenar todo el sistema del miedo, y entonces nuestro cuerpo pasa a sufrir las siguientes reacciones:


-Aumento de la presión arterial

-Aumento de la velocidad en el metabolismo

-Aumento de la glucosa en sangre

-Detención de las funciones no esenciales

-Aumento de adrenalina

-Aumento de la tensión muscular

-Apertura de ojos y dilatación de pupilas


En determinados momentos de miedo, puede llegar el pánico, que hará que se desactiven nuestros lóbulos frontales, retroalimentando el miedo y haciendo que se pierda la noción de la magnitud de este y en muchas ocasiones el control sobre la conducta de uno mismo.


El miedo a la sociedad.

El miedo, comenzó siendo algo positivo en las sociedades prehistóricas, que salvaguardaba a nuestros antecesores de peligros como los depredadores, las inclemencias del tiempo y demás amenazas, colaborando así en la supervivencia de la especie.

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